lunes, 28 de diciembre de 2015

Dejar atrás

Querida Aria,

Mañana vamos de vuelta a nuestra nueva casa, lejos. Te veo dormir tan en paz entre el murmullo de la reunión familiar y recuerdo que a mí de niña no había nada que me diera más paz que dormir escuchando a mi familia (mi gente) ahí cerquita de mi. Tal vez porque me sentía acompañada y segura al sentir el murmullo de sus voces rodeándome. 
Así te veo a tí también, feliz al estar rodeada de tanta gente que te ama, al grado de dormir en paz sabiendo que están ahí a tu alrededor.
Mañana nos vamos de nuevo. Y esta vez me parece más difícil irme. Al ver mi jardín (que fue diseñado pensando en ti), tu caja de arena, tu recámara, mi recámara, MI casa, mi parque... 
Más difícil despedirme de todos, porque no sé cuándo vamos a volver, porque no sé si vamos a volver aunque volvamos pues el agua nunca es la misma aunque sea el mismo río.
Y dejó tantas cosas, cada cosa que compré pensando en hacer un hogar para ti y para mí. Para mi niña interior que necesitaba un hogar lindo, amoroso y acogedor. 
Y ahora nos vamos de nuevo, a lo nuevo, a las paredes en blanco y los cajones vacíos. Parece que esta tarea de crear espacios no termina nunca.
Dejo mis sueños y me voy con nuevas esperanzas, de la mano de tu papá y contigo cargando. 
Dejó atrás todo y me siento triste. Por primera vez me doy cuenta de que no volveré aunque vuelva y quiero echarlo todo a la maleta para no olvidar nada.